Autoexpresión y salud. Pensar la comunicación.
¡Tiene Sentido!
Autoexpresión y salud. Pensar la comunicación.
Julio César González Morales.PHD. En Ciencias Psicológicas.
La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales del ser humano. Está relacionada con una necesidad, tan importante como la sed o el hambre pero, lamentablemente, no siempre resulta tan valorada. Muchos líderes en el mundo han dedicado sus vidas a defenderla y otros a ignorarla, negarla o evitarla. Expresar el criterio, es una demanda legítima de las personas en virtud de su condición de ser social y humano. Estudios realizados han demostrado que cuando una persona tiene algo que decir: una idea, un sentimiento, un deseo y lo mantiene durante un tiempo silenciado, sin expresarlo, se producen reacciones internas en su personalidad que pueden terminar en enfermedad del cuerpo o de la mente. Algunos estudios relacionan el permanecer callado sistemáticamente en situaciones en las que hay algo significativo que decir, al surgimiento de hipertensión arterial, asma, cefaleas continuas, enfermedades del sistema digestivo, irritación, ansiedad, agresividad y otros síntomas de trastornos psicológicos. La Autoexpresión es precisamente la necesidad humana de exponer el criterio propio sobre asuntos relevantes para la persona, su grupo, su familia o su organización. Es una exigencia de la interacción humana, que debe ser satisfecha en el mismo contexto cotidiano en el que se origina. Sin embargo, la vida y las investigaciones muestran cuantos y cuan variados pueden ser los obstáculos o barreras que se presentan diariamente en el hogar, la calle, la escuela, o el trabajo, para satisfacer esa elemental carencia de las personas. Lo peor es que cada uno de nosotros, a veces nos convertimos en freno de la autoexpresión de nuestros seres mas cercanos. Ello ocurre cuando en nuestras conversaciones asumimos determinadas posiciones que no favorecen el dialogo ni la comprensión mutua. Una postura autoritaria, por ejemplo, asumida en el desempeño del rol de padre, puede dejar al hijo, indispuesto, frustrado y molesto, lo cual pudiera provocar sentimientos de hostilidad que se expresan luego en futuras relaciones. Es que somos poseedores de modelos mentales nocivos que aplicamos con mucha más frecuencia de la que somos capaces de percatarnos. Existen muchos tipos de modelos mentales entorpecedores a la autoexpresión que nos imponen o imponemos cotidianamente. Suelen ser generalmente prejuicios o ideas que ponemos en marcha sin la suficiente confirmación, inferencias que hacemos acerca de lo que no conocemos bien, pensamientos asumidos sin una suficiente evaluación critica de su justeza, sentimientos no acompañados de un suficiente nivel de reflexión. Esos obstáculos subjetivos internos, son la manifestación más evidente de una enfermedad social. Me refiero al Síndrome de Incomunicación Humana (SIH), que adquiere rasgos de pandemia de carácter socio-cultural. Los síntomas más comunes son: valoración disminuida de los criterios de los demás, incapacidad para escuchar, intolerancia con los puntos de vistas ajenos, rigidez en la expresión de la opinión, beligerancia en las relaciones, empleo de estilos inadecuados, entre otros. Aprender a enfrentar esos síntomas, asumir una actitud positiva en nuestras relaciones interpersonales, desarrollar habilidades para una buena comunicación, proveer recursos para la solución de conflictos con nuestros semejantes, exige de un cambio de actitud sobre la comunicación que requiere de ayuda especializada. En esa dirección se orienta el proyecto AMBOS, que busca justamente un cambio en la forma en que comprendemos la interacción con nuestros semejantes, desarrollar habilidades, posibilitar la evolución de nuestros vínculos interpersonales hacia una perspectiva más humana, asumir un liderazgo mas participativo y mas eficaz. El programa ofrece todo tipo de entrenamientos basados en el manejo de la dinámica personal y grupal en la organización. Abarca varios servicios diferentes orientados al crecimiento personal y organizacional. Busca ofrecer recursos para que cada uno de nosotros ampliemos nuestras posibilidades de autoexpresión y de esa manera convertirnos en menos vulnerables a las enfermedades y mas saludables. El adecuado manejo de ciertas habilidades en las situaciones comunicativas cotidianas, le permite a usted y a sus interlocutores, una realización más eficaz de sus interacciones, una rápida y eficiente solución a las cuestiones de trabajo, una satisfacción espiritual por ser mutuamente reconocidos, aceptados y respetados. Tiene sentido desarrollar esas destrezas y ponerlas en marcha en sus relaciones con los demás. Si lo hace: Sentirá usted que su criterio es considerado y tomado en cuenta en una atmósfera de mutua comprensión y entendimiento. Sus colegas, también experimentaran la extraordinaria sensación de ser escuchados y valorados. Notará que los criterios construidos como resultado de una relación interactiva y positiva son mejores, más poderosos y estables, que las ideas que conformamos solos, partiendo únicamente de nuestra experiencia individual. Descubrirá que sus compañeros de trabajo tienen mucho que decir y aportar y que sus ideas pueden enriquecer poderosamente la armazón de sus decisiones y actos. Aprenderá que al manejar sus propios estereotipos y prejuicios, dejará fluir su creatividad y la de los demás. Asumirá una postura más crítica hacia sus opiniones y más abierta a las sugerencias y criterios de sus colaboradores. Resolverá de una manera mucho más eficaz y edificante sus problemas cotidianos. Le invitamos a reflexionar sobre estos y muchos otros aspectos de interés humano. Estará de acuerdo con que, repensar nuestra comunicación, es algo que tiene sentido.